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“Es una segunda temporada perfecta, después del listón tan alto que dejó la primera. Para mí, es una subida de nivel por muchos aspectos”, nos cuenta Milena Smit, que presenta la segunda temporada de 'La chica de nieve' junto a su nuevo compañero de reparto, Miki Esparbé. Tras el éxito de la temporada debut, adaptación de la novela homónima de Javier Castillo, Netflix lleva ahora a la pantalla la siguiente entrega, 'El juego del alma'.
Así, este próximo 31 de enero llegan a la plataforma los seis nuevos episodios que conforman 'La chica de nieve 2: El juego del alma', donde seguiremos a Miren Rojo en su investigación de un nuevo caso que comienza con un sobre anónimo con la pregunta "¿Quieres jugar?" escrita y, en su interior, la fotografía de una chica desaparecida hace tiempo. En paralelo, aparece otra chica brutalmente asesinada. El único hilo que las conecta, al menos en principio, es que ambas eran alumnas de un mismo colegio religioso de Málaga.
“Este nuevo caso impulsa todo y la serie crece hacia un lugar que a mí me me atraía mucho y que me resulta muy trepidante, oscuro y magnético para que el espectador se enganche”, expone la actriz protagonista, “Yo, incluso, me siento mucho más cómoda y con más herramientas para encarar el personaje y además en esta temporada tenemos un elenco espectacular al que se incorpora Miki Esparbé, que hace un trabajo inmenso”. Él interpreta a Jaime, nuevo compañero de Miren en el Diario Sur, con quien se verá obligada a colaborar a pesar de que sus caracteres choquen frontalmente.
“Hay algo bonito de las segundas temporadas y es que, cuando llegas al set de rodaje, todo el mundo ya sabe lo que tiene que hacer”, explica Esparbé sobre su llegada a 'La chica de nieve 2', “Los personajes están construidos y buena parte del equipo técnico repite y eso se nota a nivel de cohesión. Para los que llegábamos nuevos, era una responsabilidad muy grande porque tenías que subirte a ese tren, pero lo pusieron muy fácil. Todo el mundo era consciente de que la historia de esta segunda temporada era muy singular, enganchaba mucho teníamos y teníamos que contarla muy bien. Creo que lo logramos; a ver qué dice el público”.
¿Cómo es la relación de estos dos personajes?, ¿cómo chocan?
Milena Smit: Nosotros teníamos una relación estupenda y era de las cosas más comentadas del rodaje: "qué buen equipo hacéis, qué química"... Eso, sin duda, traspasa la pantalla. Y la relación de la serie es muy interesante porque no es normal ni tópica; hay conexión y desencuentro todo el rato. Hicimos como un esquema de la relación: aquí estamos bien, aquí estamos fatal, aquí tenemos bronca, aquí nos arreglamos... era muy divertido llegar y decir: a ver, ¿ahora cómo estamos?
Miki Esparbé: Algo que tiene en la serie, creo que ya desde la novela, es que los personajes, aun teniendo colores muy distintos, son muy carismáticos. La dupla de policías que interpretan Aixa Villagrán y Marco Cáceres funciona como un tiro porque cada uno es muy distinto. Y con nuestros personajes también pasa, pero siendo polos opuestos. Confluyen en muchísimas cosas, por eso se entienden al final. Miren es un personaje que se construye desde la scuridad, pero a la vez entiendes perfectamente cuál es su motivación a través de su herida. Y, en el caso de Jaime, es un tipo que, aun viniendo también con su herida, su mecanismo de defensa es la amabilidad, la sonrisa o el saber estar, y desde ahí aporta cierta luminosidad. Pero los dos tienen la vocación y la necesidad de hacer bien su trabajo y desde ahí se entienden.
Uno de los aspectos más duros de 'La chica de nieve' es la cuestión de la violación de Miren. Milena, ¿cómo lo has trabajado tú para que se aborde de una forma sensible o para que no te afecte?
MS: Esta temporada mejor. La temporada anterior fue muy duro porque yo me sentía muy inexperta y tenía muy pocas herramientas para despersonalizarme y no llevármelo a casa. Tampoco yo estaba en el mejor momento a nivel personal como para hacer ese trabajo. Pero, entre una temporada y otra, he tenido un tiempo para adquirir esa experiencia y esas herramientas, sobre todo trabajando mucho con mi coach, que me que me ha hecho la vida mucho más fácil para enfrentarme a este tipo de personajes tan sufridos. He aprendido a saber desde qué lugar puedo comunicarme con ellos y a protegerme para poder seguir afrontando el rodaje al día siguiente y no acabar hecha un trapo a nivel emocional. Así que esta temporada he tenido la suerte de poder sentirme más segura.
¿Qué tipo de herramientas has adquirido para ello?
MS: Sobre todo, he aprendido a trabajar desde la emoción del personaje. Yo me lo llevaba mucho hacia lo personal y sufría mucho cosas que me tocaban esos puntos. Entonces, a través del ensayo y hacer muchos ejercicios, he aprendido a trabajar con las emociones del personaje. Entiendo que cada uno puede tener la técnica que mejor le funciona, pero, para mí y para el bienestar de mi salud mental, necesitaba aprender a hacerlo así. Si no, no hubiera hecho mucho más personajes así de sufridos.
¿Cómo hacíais para destensar?, ¿pudisteis disfrutar de Málaga en los ratos libres?
MS: Estábamos muy unidos, todo el rato haciendo bromas. Y jugamos al parchís entre toma y toma.
ME: Sí, ese sería el titular, es verdad que jugábamos al parchís. Con Milena nunca había coincidido, solo nos habían presentado una vez en el Festival de Sitges, pero fue hola y adiós. Todo el mundo me decía "es majísima, ya verás", así que cuando coincidimos era como: "bueno, pues nos tendremos que caer bien". Y fue así. Pero el rodaje cuando tienes papeles protagonistas, aunque estés fuera de casa, no te deja mucho tiempo libre para disfrutar, solo pequeños ratos.
Nací en Wisteria Lane, fui compañero de piso de Hannah Horvath y 'Chicago' me volvió loco porque Roxie Hart soy yo. Tengo la lengua afilada, pero, como dijo Lola Flores, "me tenían que dar una subvención por la alegría".