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'La Favorita 1922', la nueva ficción de época que estrenó Telecinco el pasado lunes, al igual que muchas series de televisión, no se trata de un biopic pero sí ha utilizado una historia real para inspirarse. Así, adapta los rasgos principales de un personaje histórico conocido, pero inventando el resto en función de las necesidades de la trama, que combina drama, romance, misterio y amistad femenina.
Esta serie de Bambú Producciones (responsables de series como 'Velvet' o 'Las chicas del cable') sigue los pasos de Elena de Valmonte (Verónica Sánchez), una marquesa sevillana atrapada en un matrimonio infeliz que deberá huir a Madrid junto a su doncella Cecilia tras suceder un incidente inesperado. Allí, decidirán abrir un antiguo restaurante, 'La Favorita Bistró', con el objetivo de convertirlo en uno de los mejores de la ciudad, reclutando las mejores cocineras para ello.
Y resulta que esa marquesa protagonista está inspirada en otra "marquesa" que existió en la realidad en la misma época, la Marquesa de Parabere. Su nombre era María Mestayer de Echagüe y nació en Bilbao en 1877 en una familia acomodada, pues su padre era diplomático y su madre la hija de un banquero. Y, aunque ella era del norte, a diferencia del personaje de la serie, en realidad sí hay una razón para que este sea de Sevilla, ya que Mestayer pasó su juventud en la ciudad andaluza porque su padre fue destinado allí.
Pero el verdadero vínculo entre el personaje real y el ficticio es la pasión de ambas por la gastronomía. María Mestayer es conocida por su pasión por los fogones y por haber editado el libro 'La cocina completa', un recetario publicado en 1932, que solía regalarse a las jóvenes como manual de cocina cuando se iban a casar. Contenía 2.400 y aún hoy se considera uno de los libros referentes de la cocina española. Ese fue el más famoso, pero escribió muchos más ('Confitería y repostería', 'Platos escogidos de la cocina vasca', 'Entremeses, aperitivos y ensaladas' y 'Conservas caseras').
Su interés por la cocina, no obstante, no le vino desde el principio. Como joven de buena familia, pasó su juventud recibiendo una buena educación y viajando por Europa. Pero cuando se casó, a los 24 años, con el abogado donostiarra Ramón Echagüe, notó que este prefería comer fuera de casa, en la Sociedad Donostiarra, a pesar de que tenían servicio para cocinar. Ella decidió que quería cambiar eso y se puso a investigar y a buscar recetas. Y de la unión de esa tarea con su pasión por escribir nacieron sus libros, aunque primero colaboró en en diversas publicaciones bajo el seudónimo de "Maritxu", para después adoptar el sobrenombre de Marquesa de Parabere, aunque ella no era realmente marquesa (el título real del marquesado de Parabere lo ostentaba un primo de su marido).
En 1936, ya con 58 años y ocho hijos, María decidió que quería mudarse a Madrid para abrir su propio restaurante. A su marido no le gustaba la idea, pero ella se mudó igualmente, llevándose a cuatro de sus hijos, mientras él se quedaba en Bilbao con los demás. Dicho y hecho: en la calle Cádiz, muy cerca de la Puerta del Sol, encontró el local ideal para abrir el restaurante Parabere, que rápidamente se convirtió en un punto de referencia de la alta cocina en la capital.
Entonces llegó la Guerra Civil Española y el Parabere fue incautado por del sindicato de hostelería de la CNT, de modo que durante el conflicto continuó operando bajo supervisión de milicianos anarquistas, sirviendo a personalidades afines a la causa republicana (incluidos militarers, diplomáticos o escritores), como Ernest Hemingway, Rafael Alberti o Antoine de Saint-Exupéry. Tras la guerra, y con su marido ya fallecido, María reabrió el restaurante en 1940 en la calle Villanueva, en el barrio de Salamanca. No obstante, las dificultades económicas de la posguerra y las restricciones alimentarias llevaron al cierre definitivo del Parabere tres años después de esta segunda apertura.
Sus últimos años, hasta su muerte en 1949, los dedicó a la escritura, enfrascándose en un proyecto de una enciclopedia culinaria de ocho tomos que no logró concluir.
Nací en Wisteria Lane, fui compañero de piso de Hannah Horvath y 'Chicago' me volvió loco porque Roxie Hart soy yo. Tengo la lengua afilada, pero, como dijo Lola Flores, "me tenían que dar una subvención por la alegría".