Entre la sufridora de 'La voz dormida' y la payasa de '3 bodas de más'. A Inma Cuesta (Valencia, 1980) le pone hacernos llorar o carcajearnos sin solución de continuidad. “Me considero una actriz bastante camaleónica, y a la hora de escoger trabajos me gusta ir moviéndome en aguas diferentes”, dice la actriz, que ha sabido reconducir esa enorme popularidad que la serie 'Águila Roja' le ha regalado. Cuesta llega a San Sebastián poniéndose en la piel de 'La Novia', adaptación libre, moderna, visualmente apabullante, de las lorquianas 'Bodas de sangre' que la directora Paula Ortiz ('De tu ventana a la mía') ha dirigido con poderosa personalidad.

Ayer se presentaba a la prensa, que la recibía con ligera división de opiniones: es una de esas pelis que no admiten el término medio. “Siempre hay nervios, más con un trabajo como este, a corazón abierto, cuando uno se deja tanto... hay inquietud por cómo se va a recibir. Es una película arriesgada, pero de eso se trata, de arriesgarse.”, explica. No hay discusión respecto a su tremenda interpretación. “Hacer un personaje de Lorca, cuya obra conozco bastante bien, y hacer 'Bodas de sangre', es un sueño para cualquier actriz. Como hacer la Julieta de Shakespeare”, afirma.

¿Ha sido un trabajo tan intenso como el resultado que vemos en pantalla?

Esta película, con todo lo bueno y todo lo malo, conllevaba una gran responsabilidad, un gran peso, porque ese personaje lo han interpretado muchas actrices maravillosas. Los nervios vienen por ahí: yo sé lo que me he dejado ahí, y sé cómo me he entregado, quizás como jamás lo había hecho. Siempre me entrego, eh... pero de repente hay un personaje que te toca especialmente y te pilla en un momento vital en el que necesitas abrirte las carnes. En 'La Novia' me dejo los restos, me he entregado de una manera sobrehumana.

¿Cuál era el gran reto del personaje?

El texto... era complejo, tan poético, y había que decirlo de manera natural, que sonara de verdad. Eso era lo que más le preocupaba a Paula. No se podía decir de cualquier manera. Quizás porque tengo el texto de Lorca muy incorporado en mí de forma natural, quizás porque lo he leído mucho, entendía muy bien el conflicto de la protagonista. Creo que es difícil ser honesto con uno mismo, y si uno no lo es al cien por cien tampoco lo será con los demás. A mi personaje le faltó la fuerza y la valentía para tomar en su momento una serie de decisiones, y acaba equivocándose, y ahí se crea el drama.

Para darle vida necesitaba una buena química con sus partenaires...

El 50 por ciento de mi trabajo son los ojos de Asier Etxeandia y de Álex García, ellos son el latido de La Novia y forman parte del viaje de ella. Hemos formado un trío maravilloso y es el mayor regalo que me llevo de la película. Creo que cuando tienes un compañero generoso, que se entrega igual que tú, hay una comunión que hace que te crezcas, que puedas abrirte más todavía. Ha habido mucho amor entre los tres, me emocionaban al mirarme, había mucha verdad. Hubo una escena con Álex, por ejemplo, la de los dos detrás del torreón después de la boda... Cortamos y de repente los cámaras estaban llorando, emocionados. Estábamos todos muy emocionados, era una secuencia muy especial. Algo así no me había pasado nunca, qué maravilla.

'La Novia' es una película de mujeres, y desde la mirada de una mujer.

Sí, hay pocas y hacen falta más. Creo que Lorca estaría muy contento porque la haya contado una mujer. Lo que más me gusta de la visión de Paula es que no hay culpables, los personajes actúan de verdad, no hay malos ni buenos. Así ocurre en la vida, lo hacemos lo mejor que podemos. Temía que en la película se pudiera juzgar a la novia, pero creo que Paula salva a todos los personajes y eso me gusta mucho.

¿Qué diría que aporta de novedoso la película al universo de Lorca?

Creo que al ser una obra que todo el mundo conoce quizás haya quien espere una adaptación más tradicional. Pero Paula ha hecho volar una obra llena de surrealismo, todo un mundo poético y onírico que ella ha sabido plasmar. Durante el rodaje no éramos muy conscientes de esa parte estética de la película, sí del universo poético, del surrealismo, la belleza que está en el texto. Una vez vista, me parece una película visualmente brutal y muy impactante: la fotografía, los planos, la música, el enfoque... me parece muy moderna. No he visto nada igual en el cine español.

Es bueno dar la vuelta a textos tan conocidos.

Claro, claro. Creo que a las obras hay que dejarlas crecer, volar, y de ese vuelo de Paula ha salido 'La Novia'. Nosotros hablábamos durante el rodaje con Lorca, le invocábamos y le preguntábamos a Federico si le parecía bien lo que estábamos haciendo. Espero que esté contento y, con lo moderno que él era, creo que hubiera estado feliz. Es una peli fiel a la obra, coherente, pero también arriesgada, valiente, moderna. Hacer algo que ya se ha hecho me parece no avanzar.

¿Ve algún punto de contacto, en esa renovación de algo conocido, con 'Blancanieves', otra película en la que usted intevenía?

Es muy buena comparación, sí. Lo de 'Blancanieves' fue un pelotazo, pensabas “¿esto de dónde ha salido?”. Y eso ocurre también aquí. Después ya se verá si funciona o no, creo que no es una película muy comercial, es una película de autor, para un público que se quiere arriesgar a ver algo diferente. Y creo que fuera de España, siendo Lorca y con esa estética, puede funcionar muy bien. Es verdad que, y más siendo muda, nadie pensaba que 'Blancanieves' iba a ser comercial... ojalá pase algo parecido.

¿Cree que este es uno de esos personajes que marcan un punto de inflexión en una carrera?

Nunca había hecho a Lorca, alguna escena en la Escuela de Arte Dramático, pero no... y tenía muchas ganas de ser chica Lorca. Creo que nunca se sabe si un personaje concreto puede marcar un punto de inflexión, nunca sabes a dónde te va a llevar la vida. Yo valoro cada paso que he dado, un personaje me ha llevado a otro, y cada uno de ellos me ha llevado a estar hablando hoy contigo.

En ese paso a paso no se adivinan parones, ha habido una evolución constante.

La verdad es que desde que empecé tuve claro que quería hacer cosas distintas, ser cada día mejor actriz y seguir aprendiendo. Nunca he tenido objetivos como ser una estrella internacional, o cosas así. Yo disfruto de mi trabajo, soy ambiciosa en el sentido en que quiero hacer cada vez cosas mejores. Y me gusta elegir trabajos que me aporten cosas diferentes. Como soy ahorradora, hormiguita, prefiero el paso a paso, el piano piano, no me gusta ir a la carrera, sino creciendo poco a poco y dejándome guiar mucho por mi intuición, por las cosas que me laten. Y soy muy bruja, además. Estoy preparada para que venga cualquier cosa, si llega un parón... no seré la primera ni la última. Si eso ocurriera, como aún no sé lo que quiero ser de mayor, ya me plantearía las cosas (risas).

Ha pasado de chica Lorca a chica Almodóvar en 'Silencio'. ¿Qué tal ha sido la experiencia?

Otra locura, pero locura locura. Acababa de dejar un trabajo, no tenía nada por delante, quería reposar un poco, pensar hacia a dónde me dirigía. Me llamaron, hice una prueba, más pruebas, me entrevisté con él, y... ha sido un sueño. Era difícil salirse de uno mismo y no pensar dónde estabas y con quién estabas, cuando has visto todas sus películas y sabes que casi cualquier actriz del mundo querría trabajar con Pedro. Ha sido maravilloso, he disfrutado y he aprendido muchísimo. Me cambiaron el pelo, me corté la coleta, me tintaron... Lorca ha sido un viaje muy angustioso y doloroso, y el de 'Silencio' ha sido muy divertido.

¿Impone en las distancias cortas?

No, no. Yo he tenido una sensación de cercanía con él... Quizás es por mi manera de ser: cuando hice en teatro 'Hoy no me puedo levantar', con Nacho Cano, ¡que era Nacho Cano siendo yo una niñata!, me pasó igual. Pensarían “qué morro tiene”... pero no, me salía de forma natural. Con Pedro he sentido cotidianidad, cercanía, comodidad, siendo muy consciente de con quién estaba. Era Almodóvar. Y rodando con Adriana Ugarte, que no se puede ser más bella ni mejor actriz. Y con Emma Suárez...

¿Qué puede contar de su personaje en 'Silencio'?

Pues que no es tan intenso, dramático, como el de 'La Novia'. Ni tampoco es cómico. La verdad es que no puedo decirte nada de la peli, tengo un personaje de reparto muy interesante. Me preguntan, pero creo que mantener ese misterio es interesante. En cualquier caso, ha sido un lujo, una experiencia inolvidable. Trabajar con él, un maestro del cine, uno de los más grandes del mundo, es un regalo y te hace pasar a la historia.

Supongo que tampoco me va a contar mucho de 'Águila Roja'. ¿Estará en la próxima temporada?

De momento estoy en esta, en la que por fin sí va a haber amor de verdad. De la próxima... aún no se sabe qué va a ocurrir.

¿Cómo ve el fenómeno de la serie llegados a este punto?

Con la distancia veo que ha sido una serie absolutamente rompedora, llegamos a hacer picos de 7 millones de espectadores, 30 por ciento de audiencia... Pero también la han ninguneado bastante, con cambios de día de emisión, pasando un año en un cajón... y eso no depende ni de la productora, ni de nosotros ni de nadie más que de la cadena. Y eso hace que una serie se desgaste. Hablamos de ocho temporadas y ha bajado de audiencia, claro, es lógico. Pero sigue manteniendo un público fiel. Estoy muy orgullosa de un producto que ha marcado la historia de la televisión. Me ha dado mucho, algunos me paran por la calle por mis películas, pero casi todos por mi papel de Margarita. Me ha marcado mucho, claro.